Tuesday, April 28, 2009

 

Pronunciamiento de los lingüistas de la PUCP

Un amigo me hace llegar este documento. Lo publico aquí con mucho orgullo, pues se trata de mi Alma Máter. De más está decir que suscribo plenamente su contenido.



Pronunciamiento de los profesores de la Sección de Lingüística de la
Pontificia Universidad Católica del Perú


A LA OPINIÓN PÚBLICA

Frente a la reciente publicación, en un diario local (Correo, 23/4/09), de apuntes personales redactados por la congresista Hilaria Supa durante un debate en la sede del Congreso, los profesores de la Sección de Lingüística de la Pontificia Universidad Católica del Perú expresamos a la opinión pública lo siguiente:

1. Existe una sustancial diferencia entre los apuntes personales, como un género especial de la lengua escrita, y otros textos de índole formal, que suponen un trabajo específico de elaboración y revisión. Esta distinción refleja la versatilidad de los redactores, quienes son capaces de distinguir entre diversas formas del código según el contexto en que la escritura se produce. Así, un redactor puede estar en condiciones de escribir a un amigo un mensaje electrónico en un registro coloquial y, minutos después, elaborar un artículo académico en un registro formal. Por tanto, desde el punto de vista lingüístico, es engañoso juzgar el manejo de la escritura que tiene un redactor sin tomar en cuenta esta distinción de géneros y registros.

2. Las faltas de ortografía y redacción contenidas en el texto fotografiado por Correo son expresión de la base fonológica y gramatical que la congresista Supa posee en virtud de su lengua materna, el quechua. Esta base genera, como es natural, una influencia en la adquisición del castellano como segunda lengua. Este tipo de influencia es común entre los bilingües quechua-castellano, quienes, en su gran mayoría, no han podido consolidar su aprendizaje del segundo idioma en condiciones apropiadas, como las que podría brindar la educación intercultural bilingüe, por razones políticas y económicas. Por tanto, no se puede juzgar la competencia en la escritura castellana de la congresista Supa como una dimensión independiente de su condición de quechuahablante, y hacerlo constituye una manipulación de los hechos lingüísticos.

3. Los problemas de ortografía propios de los bilingües, como el cambio de las vocales i/e y u/o y las faltas de concordancia, constituyen elementos importantes de un estereotipo acerca de los quechuahablantes que se ha generalizado en una sociedad jerarquizadora como la peruana. Este estereotipo consiste en pensar que dichos hablantes son, por necesidad, individuos carentes de inteligencia, cultura y educación, individuos que pueden ser calificados, en suma, de personas ignorantes. De este modo, a partir de las faltas mencionadas, Correo infiere que la congresista Supa posee las características descritas, lo que queda reflejado en el titular de portada “¡Qué nivel!” (Correo, 23/4/09) y en la columna de su director (24/4/09), en la que afirma: “Tocábamos el tema [de la escritura de la congresista] porque nos preocupa que el bajo nivel intelectual del Congreso dañe tanto a nuestra democracia”. Queda claro, pues, el carácter discriminador de este procedimiento, basado en un estereotipo.

4. Otro hecho que es indispensable considerar en este caso reside en que las interferencias del sistema vocálico y de la sintaxis del quechua en el castellano constituyen dos de los rasgos lingüísticos más estigmatizados por los monolingües castellanos en el habla de los bilingües; es decir, estamos ante una de las características lingüísticas que con mayor frecuencia se utilizan para juzgar negativamente a dichos hablantes y discriminarlos. Quienes insisten en juicios como los que son materia de este pronunciamiento contribuyen a perpetuar una manifestación de violencia lingüística que se ha venido infligiendo en el Perú desde hace siglos contra los hablantes de lenguas indígenas cuando se expresan en castellano.

5. Todas las lenguas constituyen una reserva de sabiduría acumulada por generaciones de hablantes que han tenido una particular e irrepetible relación con el mundo. Desde el punto de vista lingüístico, valen tanto, pues, el quechua como el castellano, el asháninka como el inglés, el shipibo como el chino. Sin embargo, en nuestro país, la falta de manejo de un aspecto del castellano —la escritura— se entiende por algunos como una carencia inadmisible en alguien que ejerce un cargo de representación, mientras que gran parte de los hablantes del castellano no reconocen como un problema la ignorancia de aspectos básicos del quechua, del aimara y de las lenguas amazónicas. Desde nuestro punto de vista, esta percepción expresa falta de cultura y, a la vez, refleja la desigual distribución de espacios de poder no solo para las lenguas peruanas sino también para sus hablantes.

6. Por todas estas razones, los profesores de la Sección de Lingüística de la Pontificia Universidad Católica del Perú condenamos este acto de discriminación y violencia lingüística. Actos como estos son inaceptables en una sociedad democrática, embarcada en la búsqueda de una convivencia creativa y enriquecedora entre sus diversas matrices culturales. Sin embargo, nos complace, al mismo tiempo, ser testigos de la pluralidad de reacciones en contra que este hecho lamentable ha generado.

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Thursday, April 23, 2009

 

Me tiemblan mis labios

El español andino en primera plana



Una de las tareas más difíciles que un profesional del lenguaje enfrenta es tratar de convencer a sus semejantes de que una gramática no es una entidad divina que majestuosamente rige las expresiones de los mortales y cuyos secretos se revelan solo a través de alucinadas sacerdotisas que "hablan como lingüistas". El momento fundacional de la lingüística, el giro copernicano que creó la ciencia del lenguaje, es la realización de que la lengua no es más (ni menos) que aquello que los hablantes saben: la lengua habita única y exclusivamente en la mente de los hablantes; en ese sentido, aquello que los hablantes dicen es siempre y en todos los casos fruto de una regla. No existen expresiones lingüísticas que sean el producto gramatical de una ignorancia o de una carencia. Es imposible hablar sin saber cómo hablar. La consecuencia de este asombroso descubrimiento---que algunos atribuyen al Barón de Humboldt, otros al profesor ginebrino Ferdinand de Saussure, otros al antropólogo norteamericano Franz Boas---es bastante clara: la noción de "correcto" o "incorrecto" no es relevante para describir el lenguaje. Nadie se puede atribuir la versión correcta del español, porque no existe tal versión. El español es lo que sus hablantes hablan, nada más ni nada menos.

En ciertas áreas del lenguaje, esto no es tan difícil de aceptar. ¿Podría alguien reclamar que es mejor llamar aguacate a la palta? ¿O papa a la patata? ¿O elote a la mazorca? Debido a que el léxico es un componente del lenguaje que se renueva con relativa facilidad (siempre se van creando nuevas palabras), los hablantes son más tolerantes con las diferencias léxicas entre diversas versiones del español. Las propiedades sintácticas, sin embargo, son más estables en las gramáticas particulares de los individuos y por tanto los cambios generan más rechazo. Para algunos, por ejemplo, que un argentino diga Vos sabés en vez de Tú sabes es desesperante, y atribuyen tal variación a cierto desorden colectivo de personalidad. Otros, por ejemplo, se ríen cuando alguien dice ¿Qué tú dices, chico? imaginando que es signo de conducta estrafalaria. Ninguna de esas atribuciones está fundamentada, por supuesto. El voseo o la posición del sujeto en las preguntas obedecen reglas precisas que forman parte de la gramática de quienes usan esas construcciones y son tan legítimas como sus alternativas.

En ninguna parte, sin embargo, es tan feroz el rechazo a la diferencia como lo es en relación a las gramáticas producidas por contacto de lenguas o variedades de lengua. En estos casos hablamos de variedades adquisicionales, es decir, variedades que se forman durante el proceso de adquirir una lengua o una variedad de lengua. Muchos reaccionan con burla e indignación cuando ven que su amigo, pariente o jugador favorito regresa de Buenos Aires trayendo un dejo argentino. Se escriben ríos de tinta para denunciar el uso de aplicar por postular, de email por correo electrónico, de similaridad por similitud, y un largo etc. Esa variación se atribuye inclusive a una impostura, a un descuido personal, a una pérdida de identidad; como en el caso anterior, esas atribuciones carecen por completo de fundamento: las variedades adquisicionales son también el fruto de las precisas reglas que gobiernan la gramática mental de sus usuarios.

Y cuando ocurre la desafortunada situación de que el usuario de una variedad adquisicional pertenece a un grupo socialmente marginado, entonces el discurso de rechazo a la diferencia lingüística se convierte en el vehículo para encubrir el discurso discriminatorio. Cuando algunos escuchan decir Del cóndor su pata, un empleo regular del doble posesivo en el español andino, no escatiman insulto alguno para denunciar una presunta ignorancia, una imaginaria deficiencia lingüística, y peor aun, una inventada falta de capacidad para desempeñar su trabajo. Lo que en verdad están haciendo, sin embargo, es utilizar un discurso cuyas premisas básicas han sido aceptadas socialmente (como el rechazo a la diferencia lingüística), para vehiculizar prejuicios y formas de discriminación que serían más difíciles de tragar si se presentaran libres de su camuflaje.

Eso es precisamente lo que hace el Diario El Correo en su edición de hoy. Supuestamente denuncia faltas ortográficas y errores sintácticos---no he podido encontrar cuáles son, porque la fotografía de la portada no se pueden leer bien en su versión digital y no tengo la versión impresa a la mano, así que no puedo mencionarlas. En verdad lo que hacen es dar rienda a sus prejuicios y aprovechar para ridiculizar a un adversario político. Gustavo Faverón (entre otros) ya desnuda este doble juego con suficiencia en su post. Aquí quiero añadir la advertencia de que no debemos limitarnos a rechazar el discurso discriminatorio. Tenemos la obligación de señalar también las carencias del discurso prescriptivo. Tenemos que asegurarnos de que el sentimiento de rechazo a la diferencia lingüística, del todo injustificado, no vuelva nunca más a ser limpio disfraz para la discriminación y o el ataque político. Y la única manera es comenzar eliminándolo en nosotros mismos, pensando sobre sus consecuencias y reflexionando sobre sus carencias. ¿Cuántas veces nos hemos burlado de un error de ortografía? ¿cuántas veces hemos pensado que alguien es ignorante porque dice haiga? ¿o que no sabe español porque dice oftar en vez de optar? Todas esas veces hemos construido un nicho más para que se esconda el discurso racista y discriminatorio.

En esa tarea, nada más recomendable que este video preparado por varios lingüistas peruanos (el cual ya había comentado antes), que nos informan sobre la situación de los diversos castellanos del Perú---habría que recomendárselo al director de Correo:



Por esas razones, propongo ahora un ejercicio de resignificación de la portada de Correo. En vez de verla meramente como un acto gratuito de discriminación (que sin duda es) veámosla también como la huella de que algo extraordinario ha ocurrido: se escribe español andino en el Congreso de la República. No solamente el quechua (y el aymara, y el piro y...) requiere defensa y reinvindicación. También debemos reivindicar a los millones de usuarios de español andino, quienes sufren en forma constante burla y discriminación por su manera de hablar español. Y peor aun, a diferencia del uso del quechua, rechazar el español andino, no se considera algo malo o negativo, sino que al contrario, quienes así se burlan incluso creen que están haciéndole un favor a los discriminados, quienes supuestamente "no saben hablar castellano". Eso es lo que tenemos que rechazar: la premisa de que los hablantes de español andino están "hablando mal". En ese sentido, la portada de Correo representa un hito: después de 500 años de estar formándose por el contacto entre el quechua y el español, el español andino aparece en primera plana por primera vez. Es cierto, esa presencia viene acompañada de una interpretación negativa y prejuiciosa. Denunciemos y rechacemos el prejuicio, pero conservemos la noticia real: el español andino ha sacado la cabeza de los nichos de marginación y segregación a los que el discurso prescriptivo lo condenó, y ha puesto un pie en uno de los más visibles foros de la nación: el Congreso de la República. No es Supa quien no sabe; es el director de Correo, quien ignora por completo el verdadero significado de la notica que reporta: el español andino toma el lugar que legítimamente le corresponde, sin pedirle permiso a nadie---ese también es un mérito de Hilaria Supa.

No es la única ocasión. Hace unas semanas la actriz Magaly Solier, al recibir el Oso de Oro del Festival de Berlín por la película La teta asustada, empieza su agradecimiento con estas palabras (minuto 4:20): Estoy muy emocionada. Me tiemblan mis labios.



Este también es un caso de doble posesivo, aunque más sutil, menos visible y por lo tanto con menos posibilidades de ser blanco de rechazo---en otras palabras, nadie se queja. En español estándar, la expresión es Me tiemblan los labios, con el posesor representado por el pronombre me (esta es la construcción que los lingüistas llaman de posesor externo, porque el posesor está fuera del sintagma donde está lo poseído). Repetir el posesor dentro del sintagma que contiene lo poseído (Me tiemblan mis labios) es también una característica del español andino, del cual Magaly Solier es hablante.

La defensa del derecho de las personas a hablar su lengua no solamente incluye el derecho a hablar una lengua completamente diferente. También debe incluir el derecho a hablar en una variedad particular de una lengua, en este caso, el español andino. Es tan absurdo negarle a alguien hablar en quechua como negarle hablar en una variedad de contacto.

Y así como el quechua está felizmente haciendo avances en el terreno oficial, la portada de Correo y el agradecimiento de Magaly Solier en Berlín son una muestra de que el español andino también avanza, incluso en medio de insultos, discriminación e incomprensión. El director de Correo no se ha dado cuenta (aunque tampoco lo han hecho otros comentaristas que con justicia lo condenan) de que los hablantes de lenguas y variedades diferentes al español estándar están pasando por un proceso lento pero seguro de empoderamiento: la escena oficial (la televisión, el Congreso, los periódicos...) ya no puede seguir embalsando las diferencias lingüísticas. Estas emergen por su propia naturaleza y reclaman el lugar que les corresponde de pleno derecho: ser formas legítimas de expresión en todos los contextos. Quizá sea el signo de un tiempo nuevo, un tiempo en el cual los peruanos nos reconciliemos y diluyamos de una vez por todas esa absurda dicotomía entre lo profundo y lo contemporáneo, sin perder el derecho a nuestras peculiaridades. Me tiemblan mis labios.

POSTSCRIPTUM
Regreso después de varios meses al blog. La ocasión lo ameritaba. Pero tengo varias cosas otras que decir, así que espero seguir escribiendo otros posts. Muchas gracias a todos los que enviaron preguntas y mensajes. Lamento la ausencia.

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