Sunday, September 10, 2006

 

Puros y corruptos

El doctor Pancracio Celdrán, hombre de prensa y prolífico ensayista murciano, acaba de publicar un nuevo libro donde, durante más de 400 páginas, despotrica a pluma batiente contra todos aquellos que, según él, corrompen nuestra lengua, especialmente contra "la mala influencia de los medios de comunicación", que usan el español "de una manera poco correcta". Nadie se salva, ni siquiera la Real Academia, institución que, según el autor, "ha sido colonizada por criaturas ajenas a la filología, entran dibujantes, periodistas y gente poco documentada o más atenta al brillo y la mercadotecnia. Los pocos filólogos que quedan son demasiado mayores..."(Terra 8 de setiembre del 2006), razón por la cual se ha vuelto muy permisiva. De esta manera, Celdrán se erige como un campeón ultrapurista.

No es cierto, sin embargo, que falten especialistas en la Real Academia. De sus cuarenta y dos miembros de número, doce son filólogos o lingüistas y diecisiete son escritores; solo trece ejercen profesiones no directamente relacionadas con el lenguaje. Pero, más importante inclusive, si en efecto fuera el caso que todos sus miembros fueran documentados estudiosos del español, como Celdrán pretende, la Real Academia sería mucho más permisiva, y no menos.

Tomemos, por ejemplo, la opinión de Humberto López Morales, uno de los más prominentes sociolingüistas hispanos y secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua. Hace unos días, al presentar su más reciente libro, La globalización del léxico hispánico, López Morales:
explicó que se acusa a los medios de comunicación de "simplificar el español y empobrecerlo", pero que "no hay tal cosa", y señaló una investigación realizada a la radio, la prensa y la televisión mexicanas que concluyó que sus "índices de riqueza léxica son exactamente los mismos que unos ensayos de Octavio Paz".
El Nuevo Día 10 de setiembre del 2006
Es decir, cuando se investiga el lenguaje seriamente, se llega a una conclusión contraria a la que proclama Pancracio Celdrán (y muchos otros como él). No hay tal cosa como un empobrecimiento del lenguaje, y menos aun una corrupción debida a su empleo en la prensa o en la internet; al contrario, el libro de López Morales trata de mostrar precisamente cuánto se ha beneficiado el léxico hispano de la integración comunicativa impulsada por la era digital.

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Comments:
Parece que no ha leído usted el libro de don Pancracio Celdrán. No se mete con nadie!!!! Dice, sencillamente, que hay que tener cuidado en el uso del castellano por los medios de comunicación a fin de no propalar incorrecciones que luego el oyente, televidente o lector asume. No despotrica: Celdrán es un profesor comedido y serio. Lo que dice de los académicos es cierto: En Madrid lo dice todo el mundo. El empobrecimiento del lenguaje es de tal envergadura que todos, desde la escuela primaria a la universidad se quejan de ese estado de cosas. querido amigo: Hablar con corrección, título del libro de Pancracio Celdrán sólo pretende eso: que se hable y escriba correctamente la lengua de Cervantes.
Lea el libro, haga el favor.
Marga Bobes
Profesora de instituto.
España.
 
De acuerdo, doña Marga, yo tengo el libro de Pancracio Celdran a la vista y desde luego no DESPOTRICA contra nadie ni se mete con nadie ni nada de eso. Es una persona educada y si en su programa de radio nacional dice algun que otro taco es porque mantiene la tesis de que todas las palabras son de uso legal y a veces incluso son palabras necesarias. Me encanta el libro HABLAR CON CORRECCION, es una joya que con toda seguirdad se va a vender mucho, mucho.
 
Es un poco curioso el juicio que presentan las comentaristas.

Por un lado, dicen que el doctor Celdrán (por quien tengo el máximo respeto, pero con quien no estoy de acuerdo en estas ideas) no habla mal de nadie, y a renglón seguido mencionan que el mismo doctor Celdrán considera que algunas personas tienen un lenguaje "pobre".

Pero eso es precisamente hablar mal de alguien, porque no hay ninguna razón para decir que ninguna forma de lenguaje sea superior o inferior a otra. Todas las variedades lingüísticas son igualmente ricas. Nadie tiene derecho a despreciar las formas de hablar de los demás, por muy ilustre que sea.

Yo no dudo que el doctor Celdrán sea un profesor comedido y serio, pero en este punto está equivocado, de hecho, tiene una posición más radical incluso que la de los no menos ilustres doctores de la Academia.
 
No es la primera vez que el autor de este blog habla de oídas; y lo que me quedaba por oír es que considere normal que en una Academia de la Lengua haya minoría de lingüistas, acabásemos... Y además intenta meter en el mismo saco a lingüistas y escritores, bonita forma de denostar el oficio de lingüista.
 
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