Monday, October 09, 2006

 

La lengua, compañera de la empresa


El humanista Antonio de Nebrija comienza su Prólogo a la Gramática de la Lengua Castellana, que dedicó a Isabel La Católica, con estas palabras:

Cuando bien comigo pienso, mui esclarecida Reina, i pongo delante los ojos el antigüedad de todas las cosas, que para nuestra recordación y memoria quedaron escriptas, una cosa hállo y sáco por conclusión mui cierta: que siempre la lengua fue compañera del imperio; y de tal manera lo siguió, que junta mente començaron, crecieron y florecieron, y después junta fue la caida de entrambos.
Antonio de Nebrija, Prólogo a la Gramática de la Lengua Castellana

Ese prólogo, y en particular la idea de que siempre la lengua fue compañera del imperio, es generalmente tomado como el documento fundacional de la política lingüística española. Nebrija diseña magistralmente un plan de expansión de la lengua castellana y se ve a sí mismo y a su gramática como instrumentos de la política imperial. En esto último, el gramático es bastante explícito, como se desprende de la justificación que hace de su propia obra (la primera de su género en las lenguas romances) :

después que vuestra Alteza metiesse debaxo de su iugo muchos pueblos bárbaros y naciones de peregrinas lenguas, y con el vencimiento aquellos ternían necessidad de recebir las leies quel vencedor pone al vencido, y con ellas nuestra lengua, entonces, por esta mi arte, podrían venir en el conocimiento della
Antonio de Nebrija, Prólogo a la Gramática de la Lengua Castellana
Es decir, para Nebrija el avance del castellano es una consecuencia natural del avance del imperio vencedor; y no solo eso, sino que, siendo el vencido no más que un conjunto de pueblos bárbaros y naciones de peregrinas lenguas, la expansión del castellano puede interpretarse como el avance de la modernidad y la instauración de la normalidad---recuérdese que en el español de Nebrija peregrinas quiere decir raras, extravagantes o incluso anormales---esto es, como la inclusión redentora de los bárbaros en la civilización. Ya hemos discutido antes cómo el eco de esa poderosa idea resuena con fuerza incluso hoy.

Pero hay también interesantes reformulaciones. En un estupendo artículo cuya traducción ha publicado recientemente ElCastellano.org, José del Valle, lingüista y profesor de CUNY, analiza las políticas lingüísticas del español en los últimos treinta años, en el marco del creciente movimiento internacional por la protección y revaloración de las lenguas. No puedo aquí comentar todos los detalles. Hay, sin embargo, un crucial aspecto que quisiera subrayar hoy. Cita el profesor Del Valle a Jesús de Polanco, un poderoso empresario español de telecomunicaciones, y a Carlos Gasco, entonces alto funcionario del Ministerio de Economía español:
Iberoamérica es un objetivo político, económico y empresarial legítimo para los españoles [...] Estamos mucho menos lejos de América Latina de lo que nadie puede pensar
Jesús de Polanco, citado en El País 24 de julio de 1995

España entiende a Latinoamérica como ningún otro país fuera de Latinoamérica podría hacerlo […] Hemos usado esto a nuestro favor para construir lo que percibimos como una conexión económica a largo plazo que seguirá acercándonos más y más a Latinoamérica
Carlos Gasco, citado en The Washington Post 14 de febrero del 2000
Como bien nota Del Valle, la idea de que España entiende a Latinoamérica es posible precisamente por la comunidad que forma la lengua. Es claro también que Polanco y Gasco se refieren a la rentabilidad del español, a su capacidad para facilitar el intercambio comercial entre España y Latinoamérica; las relaciones económicas entre estas regiones se conciben como más naturales, menos peregrinas. La lengua es en este caso compañera de la empresa.

Vale la pena preguntarse aquí cuál es el lugar que les queda a las otras lenguas americanas, minoritarias con respecto al español (pero con muchísimos hablantes), en este nuevo proyecto, que tan similar es al de Nebrija. Sabemos cuáles fueron las consecuencias del avance del Imperio español sobre las lenguas americanas originales (y sus hablantes): quedaron arrinconadas, minimizadas, o simplemente desaparecieron. Pero no creo que esa tenga que ser la consecuencia ahora también.

Es más, creo que el mismo proyecto contiene la clave para evitar mayores calamidades lingüísticas y humanas. Nebrija usó la antigua dicotomía bárbaro/no bárbaro para sustentar sus ideas gramaticales y políticas; pero si algo hemos aprendido en los últimos 500 años es que esa oposición es falaz. No podemos atribuir la menor rentabilidad de un lengua a su presunto carácter bárbaro. Ninguna lengua es mejor, o más civilizada, que la otra. La rentabilidad de un idioma depende de la posición de sus hablantes en el mercado, de su capacidad adquisitiva. Eso traza con claridad un paralelo entre trabajar por la conservación de las lenguas y trabajar por la mejora de las condiciones de vida de las personas. No solo es posible combinar ambas cosas. Es necesario.

Tenemos que darle una vuelta de tuerca al viejo proyecto nebrijense. No se trata de acudir presurosos a imponer la lengua del empresario. El que compra, el que trabaja, tiene derecho a hacerlo en su propia lengua, eso es parte de las condiciones dignas que deben asegurarse al trabajador y al cliente. Que los negocios y las lenguas crezcan y florezcan junta mente. Solo así la lengua puede ser compañera de la empresa. De lo contrario, junta será la caida de entrambos.

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Comments:
He quedado maravillada por las cosas que publicas, te aseguro que lo leere mas detenidamente este fin de semana que acaban mis examenes en la universidad.

Felicidades por la pagina web y los blog que tienes, mucha informacion que es de mi interes: linguistica entre otros.
Saludos desde Lima-Peru
Paty
 
Excelente exposicion, pero me queda la duda de como la propuesta de Nebrija encuentra cobijo en las politicas del estado imperial español. Que yo sepa, en ninguna de las "leyes indianas" existe nada que se parezca a una iniciativa linguistica que privilegie el español por encima de las lenguas autoctonas. Una cosa es lo que pueda declarar o proponer un personaje relevante y otra la politica expresa de una entidad como era el imperio español, que bien pudo incorporar esas ideas como que no.
Si bien existen testimonios contundentes de actos de racismo y discriminacion, no veo que estos hayan sido parte de una política sistemática de "limpieza etnica", por asi decirlo.
 
La noción de "limpieza étnica" va mucho más allá de la discriminación lingüística y no está en discusión aquí.

El desplazamiento de una lengua no se hace por decreto; de hecho, generalmente los decretos en ese sentido se emiten cuando los procedientos tradicionales fallan. En los inicios del Virreynato peruano, las lenguas nativas de la Costa fueron arrinconadas o desaparecieron rápidamente, sin necesidad de una persecusión oficial pues sus hablantes fueron puestos en la necesidad de pasarse al español para sobrevivir (lo mismo que pasa ahora con ciertas lenguas de la selva). Pero persecusión sí hubo, aunque más tarde, a finales del XVIII, cuando se prohíbe el quechua y se elimina toda forma de relación oficial con las lenguas nativas---fue ese ordenamiento precisamente el que fue adoptado por la república, incluso hasta hoy.
 
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