Saturday, July 21, 2007

 

Malas palabras: homenaje a Fontanarrosa

Como ya es bien conocido, hace un par de días murió Roberto Fontanarrosa, uno de los más brillantes caricaturistas argentinos, quien era también cuentista y novelista. Yo quiero sumarme a los justos homenajes que está recibiendo, recordando, con el Director de la RAE, que Fontanarrosa dio un discurso en el III Congreso Internacional de la Lengua Española (celebrado en Rosario, su ciudad natal) sobre la internacionalización del español, que dedicó enteramente al tema de las malas palabras. Reproduzco fragmentos del discurso:

Un Congreso de la Lengua, es más que todo, para plantearse preguntas. Yo como casi siempre hablo desde el desconocimiento, me pregunto por qué son malas las malas palabras, quién las define como tal. ¿Quién y por qué?, ¿quién dice qué tienen las malas palabras?, ¿o es que acaso les pegan las malas palabras a las buenas?, ¿son malas porque son de mala calidad?, o sea que ¿cuando uno las pronuncia se deterioran? o ¿cuando uno las utiliza, tienen actitudes reñidas con la moral?
Obviamente, no se quién las define como malas palabras, tal vez sean como esos villanos de viejas películas como las que nosotros veíamos, que en un principio eran buenos, pero que al final la sociedad los hizo malos. Tal vez nosotros al marginarlas, las hemos derivado en palabras malas, lo que yo pienso es que brindan otros matices muchas de ellas. [...] Otra cosa, hay una palabra maravillosa que en otros países está exenta de culpa —esa es otra particularidad, porque todos los países tienen malas palabras pero se ve que las leyes de algunos países protegen y en otros no—, hay una palabra maravillosa, decía, que es carajo. [...] tengo entendido que el carajo era el lugar donde se colocaba el vigía, en lo alto de los mástiles de los barcos para divisar tierra o lo que fuere, entonces mandar a una persona al carajo era estrictamente eso, mandarlo ahí arriba. [..] Voy cerrando, después de este aporte medular que he hecho al lenguaje y al Congreso, lo que yo pido es que atendamos a esta condición terapéutica de las malas palabras. Mi psicoanalista dice que es imprescindible para descargarse, para dejar de lado el estrés y todo ese tipo de cosas. Lo único que yo pediría (no quiero hacer una teoría) es reconsiderar la situación de estas palabras. Pido una amnistía para la mayoría de ellas. Vivamos una navidad sin malas palabras e integrémoslas al lenguaje, que las vamos a necesitar.
Roberto Fontarrosa. 18 de noviembre del 2004

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Comments:
Miguel, sigo con interés tu blog desde hace un tiempo. Soy estudiante de lingüística en la UBA (Universidad de Buenos Aires) y me gusta mucho tu manera de abordar temas de nuestra ciencia.
En este caso, muy acertado el homenaje a este gran humorista. Me puso muy triste su muerte, pero por otro lado, como decía un amigo mío, se va dejando un legado muy importante.

Si tenés ganas te invito a visitar mi blog. Saludos!
 
Acabo de descubrir su blog y me ha gustado mucho. Soy graduada de Filología y trabajo como correctora. Los temas sobre el lenguaje siempre me resultan muy interesantes.
 
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