Sunday, August 06, 2006
Las poderosas sutilezas de TÚ y USTED
En español, como es bien sabido, esas diferencias están confiadas a dos formas pronominales: tú y usted (los sociolingüistas llaman a esto la distinción V-T, tomando como representativa la correspondiente pareja del francés vous-tu; el portugués europeo, el catalán, el danés y varias otras lenguas ofrecen también este fenómeno). Adicionalmente, nosotros usamos la tercera persona del verbo, de manera que ¿Cómo está? es la opción para saludar a una persona mayor o a nuestro jefe, pero ¿Cómo estás? es la alternativa con nuestros amigos. El sistema no es el mismo en todo el español, sin embargo. En España, por ejemplo, los hablantes tienden a usar tú con mucha facilidad (a veces basta simplemente presentarles a alguien para que inicien el tuteo); en Colombia, en cambio, incluso los compañeros de clase se tratan entre sí de usted (tienen que tenerse realmente mucha confianza para permitirse el tú)---si esto último parace exagerado, recordemos que en el Perú es muy frecuente que los compañeros en el colegio se dirijan unos a otros usando el apellido y no el nombre, lo cual sin duda configura un subsistema de trato verbal.
Dada la opción entre tú y usted (y la correspondiente persona verbal), el hablante de español posee una herramienta sutil pero muy eficaz para expresar cómo se siente él mismo con respecto a su interlocutor y, en particular, cuál es su posición en la relación de poder y en la jerarquía de prestigio. Entre dos desconocidos con similar jerarquía un segundo criterio entra en juego: la edad. Todo el mundo tutea a los niños, los conozca o no; todos nos sentimos agredidos si un desconocido nos trata de tú, en especial si es visiblemente menor que nosotros.
Noten que el sistema anterior es en gran medida inconsciente; no podría ser de otra manera porque debemos tomar la decisión de usar la persona verbal adecuada en cuestión de segundos, y lo hacemos rápido y sin meditar al respecto. Sin embargo, su uso puede revelar mucho sobre las relaciones entre los interlocutores e incluso sobre la distribución de poder en una particular sociedad.
El siguiente reportaje de La República nos proporciona una extraordinaria ocasión para mostrar cómo el peso de esas diferencias se impone a pesar de las mejores intenciones. Es la historia de Dámasa Gonzales Huarhua, una anciana quechuahablante que, hace muchos años, fuera violada por el hijo de sus patrones cuando trabajaba como empleada doméstica (violación que resultó en una hija que le fue arrebatada), y que hoy vive pidiendo limosna y se encuentra al borde de quedarse en la calle. El reportaje es valiente y atrevido, en especial porque el violador es Isaac Humala, padre de Ollanta Humala, ex-candidato a la presidencia y líder del grupo parlamentario más numeroso.
Es evidente que el artículo reivindica a doña Dámasa Gonzales; los autores entrevistan a su hija y a otro antiguo empleado de los Humala. Lo notable en este caso es que los entrevistadores usan tú y la correspondiente persona gramatical en las preguntas a la señora Gonzales (incluso la llaman por su nombre de pila), pero usan usted y los verbos en tercera persona con los otros entrevistados:
Como me hace notar mi buen amigo Félix Reátegui, el tuteo a la señora Gonzales no es un hecho particular a esta entrevista, sino que existe el muy antiguo hábito (iniciado por los conquistadores) de considerar a los campesinos quechuahablantes como menores de edad, es decir, personas a quienes, como a los niños, podemos tutear sin restricciones por muy mayores que sean (doña Dámasa Gonzales tiene 78 años). Es muy importante señalar que el maltrato a la anciana no era la explícita intención de los entrevistadores (después de todo, están ayudándola a exponer su caso), pero ocurre efectivamente al usar el mecanismo gramatical del tuteo, que, aunque largamente inconsciente, sirve aquí para hacer patentes los distintos roles sociales de los entrevistados (y los entrevistadores). También me informa Félix (quien es un experimentado sociólogo) que él ha observado similares casos de tuteo por parte de jóvenes sociólogos y antropólogos al entrevistar a campesinos mayores que ellos. Una vez más, esto ilustra la asombrosa capacidad de la lengua para reproducir los prejuicios más recónditos y, por supuesto, nos alerta sobre la necesidad de controlar los sentidos que el lenguaje nos ofrece.PREGUNTAS A LA SEÑORA GONZALES
–¿Por qué sigues viviendo en la casa de losHumala?
-Pero doña Sócrates te dejó una casa en Lima.
–¿Tú quieres que te entreguen tu casita en Lima?
–Dámasa, ¿de qué vives, cómo te mantienes?
–¿Aquí vives solita?
–¿Siempre has trabajado para la familia Humala Núñez?
–Pero doña Sócrates Núñez te dejó una casa en agradecimiento.
–Dámasa, ¿tú llegaste a tener una hija con un Humala?
–¿Cómo se llama tu hija?
–¿Cuándo la volviste a ver?
–¿Desde cuándo no ves al doctor Isaac Humala?PREGUNTAS A LA HIJA DE LA SEÑORA GONZALES
–Se trata de una denuncia sobre un atropello a su señora madre.
–La señora Dámasa la recuerda mucho a usted.PREGUNTAS AL EX-EMPLEADO DE ISAAC HUMALA
–Finalmente, abordamos a Juan Barrera Guerra, ¿cuánto pagó por la propiedad?
–¿Tiene recibos?
¿Se pueden controlar esos sentidos? Yo creo que sí, pero solo se tendrá éxito después de reconocerlos en detalle y reflexionar sobre ellos con una mente abierta y generosa. Este es un caso en donde la intervención política directa es casi siempre inútil. Por ejemplo, en los años sesenta, el gobierno sueco decretó que la forma du (equivalente a tú) era de uso obligatorio, incluso para dirigirse a las autoridades y a miembros de la realeza; la forma ni (equivalente a usted) fue eliminada por decreto y desapareció en efecto de la prensa y la televisión; en los años noventa, sin embargo, ya era bastante obvio que la forma ni estaba presente en el habla coloquial, especialmente entre los jóvenes.
Diferenciar el tratamiento verbal a los interlocutores parece ser pues un inevitable universal lingüístico. Pero lo que no es ni universal ni inevitable es el particular uso que hagamos de esa diferencia. Es perfectamente posible para los hablantes controlar el uso de usted y tú de modo que expresemos respeto y cortesía, por un lado, y solidaridad y familiaridad por el otro. La lengua no nos obliga a espetar nuestra imaginada superioridad.
Labels: conflicto lingüístico, eufemismos
Quizá los reportero al usar el "tú" quisieron emplear una forma que no marque tanta distancia ¿podría verse también el tuteo a la sra. Dámasa de esta otra forma?
Saludos
Zarita
Cuando dos interlocutores que no se conocen entre sí guardan una relación de poder asimétrica (en particular si uno de ellos está en la base de la pirámide, por decirlo de algún modo) el uso de "tú" por parte del interlocutor con más poder no puede intepretarse como un intento por acortar la distancia.
Además, no es verdad que el uso de "tú" acorte la distancia, es al revés, es porque no hay demasiada distancia entre los interlocutores que el uso de "tú" es posible. Ese es precisamente el efecto de la asimetría de poder: el de arriba está más cerca al de abajo (tiene más alcance sobre el otro) pero, paradójicamente, el de abajo no está más cerca al de arriba (tiene menos alcance). La diferencia tú-usted no crea (ni su desuso elimina) esas distancias, al contrario, son esas distancias las que generan la distinción.
Como bien dice Zarita, la lengua es una especie de "mapa", el "territorio" (o uno de ellos) es la configuración social.
Dicho esto, siempre te visito pero recién ahora me animo a dejar un comentario.
Saludos
Leyendo yu ultimo post descubro recien este y me animo a hacerte una pregunta que tengo en mente hace tiempo. ¿En quechua existe tambien el tu-usted? pregunto porque muchas personas originalmente quechuahablantes me han tratado de tu sin conocerme (te llaman mamita y te preguntan por ejemplo cuanto quieres, no cuanto quiere. Pasa tambien con algunas personas que trabajaron en mi casa). A mi no me ofende, pero en esos casos no se si debo devolverles el tu o no. Me parece además que el caso es distinto a los que tu describes en este post.
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